A veces las construcciones son raras,
vistas desde fuera resultan casi imposibles, pero algo las ha movido a ser como
son. Y no me estoy refiriendo solo a las urbanas, sino también a las sociales,
a las personas y sus decisiones, a las empresariales.
Hay veces que una idea, por si sola, es
ya capaz de mover conciencias de grandes grupos. No se necesita más, ni
desarrollarlas, ni plantear objetivos, ni ofrecer garantías. Solo con la idea
ya sirve para creer en ella. Tal vez nos falta entenderla mejor y desarrollar sus espectativas.
El triunfo llega a veces por suceder en un momento
especial, otras por ser la única idea, o la diferente, o caer del cielo cuando más
agua se necesitaba para regar. Si logras creer y consiguen que otros crean, ya
has logrado lo más complejo, crear sinergias víricas que se contagian ellas
solas. Si además otros creen en ti o en tus ideas, están logrando que tú mismo
creas todavía más en ti y desarrolles mejor tus proyectos.
Para que una idea triunfe no tiene que ser muy
buena, no es necesario que se explique ella sola, incluso a veces, vista
separada de su contexto nos puede parecer una mala decisión, pero si está
triunfando será por algo y eso es lo más importante. Eso, y saber por qué lo
está haciendo. Por que nos puede parecer irregular cuando la observamos desde
fuera, parcialmente, desde otro punto de vista, pero si es la elegida será por
la suma de varios conceptos. Adivina cuales y multiplícalos.
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