Nos han ido convenciendo poco a poco que en las empresas, en
el mundo que algunos llaman empresarial, las amistades no existen, solo la
confluencia de intereses para lograr más beneficios. Este es un claro error del
mundo mal entendido empresarial, pues en realidad es simplemente un mundo
especulativo donde también hay algunos ejemplos, pocos, en donde no se actúa así. Los beneficios de una u otra forma de proceder son claros, pero son pocos los que lo entienden.
El empresariado español está formado en muchos casos por
personas sin una preparación correcta para emprender y mantener, para crear y
crecer, para saber vender y comprar, sean productos, ideas o amistades. Son profesionales
de la Universidad con grandes formaciones teóricas, o son hijos de…, o son
especuladores que pasan de vender burros a vender aviones. Efectivamente hay
excepciones, faltaría más.
No es posible el bien de TODOS si no media una relación sincera
y de fiar. Si no hay lealtad no hay amistad, si no hay aceptación de cada
realidad empresarial no es posible la ayuda, si no hay integridad personal no
puede haber felicidad en las relaciones ni beneficio por ellas.
Pero la amistad entre empresas, es decir, entre empresarios,
es falsa en la mayoría de los casos. Crean amigos mientras sirven para sus
beneficios, pero se tiran o se abandonan cuando aparece alguien con más beneficios
posibles ante otra amistad que se compra o se vende, se tira o se intercambia. Convertimos
las amistades profesionales en meras herramientas para objetivos de dinero.
Es un gran error que incide en el buen trabajo, que ataca la
buena relación y el crecimiento, que convierte a las empresas en más débiles,
pues este cambio de consorcios lo realizan de ida y vuelta. Si no existe
colaboración sincera y con el largo plazo como objetivo, la debilidad se
apodera de las empresas.
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